El forense encargado de realizar la autopsia de Jackson insistió este martes en tratar la muerte del "rey del pop" como un homicidio por una sobredosis causada por un error de su médico y no por el propio cantante. Christopher Rogers declaró en el juicio, donde se exhibió una nueva fotografía del cuerpo sin vida del creador de Thriller, y se constató que éste sufría de vitíligo, artritis, problemas de próstata y tenía una costilla de más. Además, consideró que el propofol fue indebidamente utilizado para tratar el insomnio del artista.
Ademas Rogers testificó que en la habitación no se hallaron dosificadores para medir la cantidad de propofol que se daba a Jackson, cuya medición quedaba, entonces, al criterio de Murray.